partados
1. El nacimiento del mundo griego
La civilización griega se originó en la Península Balcánica y en las costas e islas del mar Egeo.
El medio físico de estas zonas, montañoso, con estrechos valles y una gran fachada marítima,
favoreció la fragmentación política en polis independientes.
Culturalmente tenían lazos en común (lengua, religión…), se sentían pertenecientes a la Hélade.
Vivían de la agricultura, la ganadería, la pesca y el comercio con otros pueblos del Mediterráneo.
Los griegos eran una mezcla de diferentes pueblos (aqueos, dorios…) que se instalaron en
Grecia en sucesivas oleadas.
Los aqueos desarrollaron la civilización micénica, con ciudades amuralladas como Micenas.
2. Las polis griegas
El mundo griego se organizaba en pequeñas ciudades-Estado independientes, las polis:
– Cada polis abarcaba una ciudad, las aldeas vecinas y los campos de alrededor.
– Poseían leyes, moneda, gobierno y ejército propios.
– Solían tener una parte baja (viviendas, ágora...) y una parte alta o acrópolis con los edificios
religiosos.
Las primeras polis tenían un gobierno oligárquico compuesto por un reducido grupo de aristócratas
(ricos propietarios de tierras).
En el siglo VI a.C. en algunas polis se produjeron revueltas sociales contra la oligarquía.
Solón y Clístenes promovieron reformas sociales y políticas que convirtieron Atenas en una
democracia.
3. Las colonizaciones griegas
Entre los siglos VIII y VI a.C. muchos griegos emigraron y fundaron colonias a lo largo del
Mediterráneo y del mar Negro.
Las colonias eran ciudades independientes, aunque mantenían lazos con sus ciudades de
origen (metrópolis).
Las causas de esta emigración fueron:
– La escasez de tierras y la miseria de los campesinos.
– La posibilidad de llegar a ser esclavo por deudas.
– Las facilidades que pusieron los gobiernos de las polis para emigrar y dar salida a los desocupados.
Los griegos fundaron colonias en el Mediterráneo Occidental, en el Oriental y en el mar
Negro, territorios que ya conocían los giregos por sus actividades comerciales.
En las costas mediterráneas de la Península Ibérica se fundaron varias colonias (Emporion,
Mainake…), que comerciaban con los pueblos indígenas.
V4. Las Atenas de Pericles
En el siglo V a.C. Atenas se convirtió en una democracia en la que todos los ciudadanos participaban
en la política y estaban protegidos por las leyes.
Las principales instituciones atenienses eran: la asamblea (Ecclesía), los magistrados (estrategas
y arcontes), los tribunales (Helie) y el Consejo (Boulé).
La democracia ateniense era muy limitada, ya que sólo los ciudadanos tenían derechos políticos.
A cambio, debían defender la polis y pagar impuestos.
Sin embargo, ni las mujeres, ni los metecos, ni los esclavos eran considerados ciudadanos, y
no tenían derechos sociales ni políticos.
5. El esplendor de Atenas
En el siglo V a.C. Atenas venció a los persas en las Guerras Médicas (492-449 a.C).
La victoria sobre los persas otorgó a Atenas la hegemonía sobre el resto de polis griegas y
promovió la Liga de Delos, una asociación de polis que recaudaba impuestos para mantener
una flota de guerra.
Atenas administraba los impuestos y convirtió la Liga en una organización para dominar a
las otras polis.
Las ciudades griegas se rebelaron contra el dominio ateniense, lo que dio lugar a las Guerras
del Pelopo neso, que supusieron el fin del dominio ateniense en Grecia.
La Atenas del siglo V a.C fue una gran ciudad con una gran actividad cultural, científica y artística.
Pericles (495-429 a.C.) mandó reconstruir la ciudad; levantaron altas murallas y remodelaron
la Acrópolis.
6. La Grecia helenística
Macedonia era un pequeño reino que, en época de Filipo II, conquistó las polis griegas aprovechando
el declive que sufrían tras las Guerras del Peloponeso.
El hijo de Filipo, Alejandro Magno, le sucedió en el año 336 a.C.:
– Unificó las ciudades griegas para poder conquistar el Imperio persa.
– Consiguió apoderarse de muchos territorios y abrir nuevas rutas comerciales.
– Deseaba crear un único imperio con la base de la cultura griega, aunque cada territorio
conservara sus formas sociales y políticas.
A su muerte, a los 33 años, este imperio se dividió en reinos helenísticos (Egipto, Siria...),
que conservaron la cultura y la lengua griegas y estuvieron gobernados por monarcas divinizados
y autoritarios.
La ciudad de Alejandría, en el delta del Nilo, se convirtió en el símbolo de la civilización helenística.